Así son las nuevas estafas: el hombre que llevó una doble vida con decenas de mujeres
© Proporcionado por El Confidencial Los extractos bancarios proporcionados por Laurie a la televisión americana.
Si uno busca en Google “Derek Mylan Alldred”, obtendrá algo más de 4.5000 resultados. Uno de ellos es una noticia que se remonta a octubre de 2014 y cuyo titular es “el timador que estafó al hotel Saint Paul queda libre”. De la misma época data otro que relaciona dicho nombre con “un largo historial de engaños”. Apenas un año más tarde, otro texto de 2015 señala que “para salir pronto de Minnesota, un estafador elige la cárcel”.
De todos los resultados que arroja la búsqueda de este nombre, el más reicente es un reportaje de 'The Atlantic' que, por fin, intenta detallar el largo historial del misterioso Derek Alldred, epítome del timador-ligón moderno. Pero no el único. “Dirty John” Meehan es otro casorepresentativo.
En todas las noticias podemos ver el rostro de un hombre de más de 40 años, con incipiente alopecia. A veces lleva gafas, a veces no. Si su historia resulta ejemplar es, ante todo, porque su 'modus operandi' revela los peligros psicológicos y sociales que amenazan a las potenciales víctimas de esta clase de estafadores, que siempre son mujeres.
El de Alldred es un caso extremo, ya que engañó a sus víctimas durante décadas y no dudaba en volver a las andadas incluso aún después de ser detenido. Si lo podía hacer era, entre otras cosas, porque conocía bien los agujeros legales que le permitían eludir la cárcel pero también porque sabe que las “mujeres engañadas por hombres” son una víctima ideal, ya que el resto de la sociedad les da la espalda.
¿Cuál era el perfil de las víctimas de Alldred? Mujeres de más de 40 o 50 años, divorciadas, preferiblemente con niños y, a poder ser, perro. La mayoría de ellas se encontraban en un momento delicado de sus vidas (por lo general, una separación o paro), por lo que Alldred explotaba su vulnerabilidad. A muchas de ellas las conocía a través de Internet, en aplicaciones de citas, y se presentaba ante ellas como un hombre perfecto.
Cariñoso, dedicado, dispuesto a cuidar de los hijos de la mujer… hasta que concluía su engaño después de haber sacado todo el dinero posible de sus cuentas y salía por patas en busca de otra mujer desprevenida, algo que posiblemente hizo durante décadas con decenas de mujeres.
Como recordaba un artículo publicado en 'Kare 11' en noviembre de 2016, este hombre que “afirmó ser un héroe de guerra, médico, abogado y profesor” engañó al menos a doce mujeres y obtuvo alrededor de un millón de dólares de botín.
Rachel Monroe, la autora del reportaje de 'The Atlantic' y que se encuentra preparando un libro sobre crímenes y mujeres que se publicará el próximo año, recuerda que todas las identidades que utilizaba tenían algo en común, que era el prestigio, ya fuese económico o moral. Si no se presentaba como cirujano o banquero, lo hacía como veterano de Afganistán.
Mente de genio, moral corrupta
Con frecuencia, estas víctimas se solapaban entre sí. Como ocurre con el célebre caso de Jean-Claude Romand, el hombre que inspiró películas como 'La vida de nadie' de Eduard Cortés y 'El empleo del tiempo' al vivir una doble vida durante casi dos décadas, Alldred fue capaz de engañar a dos o incluso tres de sus víctimas al mismo tiempo.
Es lo que ocurrió con Missi Brandt, una mujer de 45 años exalcohólica que conoció en la primavera de 2016 a un tal Richard Peterson, doctor por la Universidad de Minnesota y Navy SEAL en la reserva, y Linda Dyas, una madre recién divorciada que había conocido a este misterioso hombre en febrero de ese mismo año.
Por supuesto, nunca existió el tal Peterson. Sin embargo, el montaje de Alldred era casi perfecto, ya que había mostrado a las mujeres sus uniformes del ejército y el Corazón Púrpura que había obtenido en las guerra de Irak y Afganistán. Durante meses, el estafador, que parecía estar siempre ocupado llamando por teléfono –una de sus excusas habituales era que tenía que visitar el hospital por sus secuelas de guerra– mantuvo una relación con ambas mujeres.
Un buen día de agosto, Missi husmeó en la cartera de su nuevo novio, y se encontró con un documento de identidad en el que aparecía su querido Richie, sí, pero con otro nombre (un tal Derek Mylan Alldred) y dos tarjetas de crédito de una mujer llamada Linda. Su cabeza hizo click, así que cogió el ordenador, la buscó y la envió un mensaje.
“Necesitaba que entendiese que era un fraude”, explicó Missi a la prensa americana después de eso. Cuando conoció a Linda, se dio cuenta de que a pesar de haber sido engañada durante meses, la situación de su compañera era incluso peor: Richie estaba viviendo con ella, así que tuvo que llamar a la policía para que se lo llevase.
Cuando Linda revisó sus cuentas bancarias, se dio cuenta de que su novio durante siete meses las había vaciado para costearse su otra vida, la que había mantenido con Missi. Alldred había utilizado sus datos para costearse un viaje a Hawái, así como el bote y las dos motos que le había regalado. También descubrió que, cuando Linda lo dejaba en el hospital, Missi lo recogía al instante. Todo encajaba.
Sin embargo, y a pesar del nuevo frente común entre ambas mujeres, Alldred no mordió el polvo. En apenas seis meses volvía a estar en libertad, porque conocía bien el truco: las estafas de tarjeta de crédito no suelen tener consecuencias cuando la víctima y el criminal se conocen y han mantenido una relación.
Por otra parte, como recuerdan los datos del FBI, la mayoría de estos casos no se denuncian. Ese era el truco final de este timador del siglo XXI: solo un 15% lo denuncian debido a “vergüenza, culpa y reticencias”. Sin embargo, es un crimen aún más frecuente que el 'phising' o el 'ransomeware' que tanto suelen aparecer en los medios. En 2016, se convirtió en el fraude más habitual en la red con 220 millones reclamados, por 31 del 'phising'.
Una historia sin fin
© Externa Las 8 fotografías de ficha policial que acumuló el misterioso hombre.
La mayoría de estos estafadores adoptan los rasgos del hombre perfecto para embaucar a sus mujeres. Sin embargo, el historial de Derek venía de lejos, y no se limitaba a las citas. Sus primeros golpes se remontaban a los años 90, cuando estafó a compañías aseguradoras y hospitales; parte de su plan le llevó a conocer a veteranos de la armada o a banqueros, cuyas identidades vampirizaba.
El problema, como recordaba Linda, es que la policía se comporta de forma totalmente distinta si la víctima es una mujer. “Alguna gente oye 'timo de citas' y lo traduce como 'mujeres patéticas y desesperadas'”, explicaba en el reportaje de 'The Atlantic'. La autora recuerda que hay un rasgo común con las víctimas de violencia de género: la escasa credibilidad que tienen ante las autoridades.
No fue hasta la primavera de 2017, meses después de que su nombre apareciese por todas partes, que Allred fue detenido. Fue, una vez más, gracias a la colaboración femenina entre su nueva novia, Dorie, que como había ocurrido con Missie, se topó con su identidad falsa y la buscó en internet, Cindi Pardin y otra de sus nuevas parejas, Tracie Cunningham, a la que le alertaron que había salido con un estafador.
El grupo de WhatsApp donde todas las víctimas se reunían estalló en júbilo y, aunque aún no se sabe qué pasará con él, se ha declarado culpable de robo de identidad y de fraude postal. Desde luego, a diferencia de otras ocasiones, no podrá escapar de la justicia simplemente mudándose a otra ciudad.
La victoria es agridulce, concluye en su artículo Monroe, ya que las consecuencias de estos ataques no son únicamente económicas, sino también morales. Muchas de estas mujeres no volverán a confiar de la misma manera en otra persona, y se sentirán humilladas para siempre.
Es algo común al caso de “Dirty John” Meehan, que manipuló la psicología de su víctima y de sus hijos para conseguir lo que quería. Como recuerda Monroe, es difícil resistirse al encanto de ese Hombre Perfecto que es Allred, algo que ella experimentó en sus propias carnes tras entrevistarlo personalmente en la cárcel. Esa es la triste moraleja final: ten cuidado con las buenas personas, porque pueden ocultar el más terrible de los infiernos.
FUENTE: msn.com