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Ozzy Osbourne sin maquillaje: el shock visual que causa a quienes no conocían ‘el antes’ del ‘Príncipe de las tinieblas’

  • Foto del escritor: Maritza Valencia
    Maritza Valencia
  • 25 jul
  • 2 Min. de lectura

Ozzy Osbourne falleció este 22 de julio de 2025, y con su partida, muchos se han volcado a redes a recordar su legado o, incluso, a buscar ¿quién es Ozzy Osbourne?, en Google.


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Entre los homenajes y fotografías, hay imágenes que han generado especial impacto: las de Ozzy en su juventud y sin maquillaje, sin el look oscuro que lo convirtió en leyenda.


Un rostro que no todos conocían


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Para quienes crecieron viendo su figura con delineado negro, cabello largo y ropa de cuero, la versión al natural resulta casi irreconocible. En esas fotos sin caracterización, Ozzy lleva el cabello largo y castaño. Sus ojos son claros, de un tono azul-verdoso y alrededor de su cuello se ve una cadena dorada fina.


La iluminación en la imagen es cálida y parece venir de la izquierda, creando un resplandor en su cabello y hombro izquierdo. La diferencia es tal que hay quienes no lo reconocen y deben preguntar a los fans más fieles si en realidad se trata de Ozzy.


Acostumbrados al “príncipe de las tinieblas”, la imagen de Osbourne sin su atuendo característico muestra a un hombre común tras el ícono del heavy metal.


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Durante décadas, Ozzy fue una figura construida visualmente para impactar: delineado cargado, atuendos góticos, crucifijos y gestos oscuros. Esa estética no era casual: formaba parte de una propuesta artística que combinaba música y teatralidad. Pero tras cámaras, también había un hombre con sentido del humor, vulnerabilidades y una larga trayectoria fuera del personaje.


Estas imágenes, que ahora circulan masivamente, nos permiten ver otra dimensión de Osbourne. Una que quizás muchos no imaginaban, pero que ahora cobra valor en medio del luto colectivo.


Ver a Ozzy sin maquillaje es como ver el telón caer después de décadas de espectáculo: revela al ser humano detrás de la leyenda.


(PC)



Fuente: El Comercio

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