Las 'puertas del infierno' se resisten a cerrar pese a la orden del dictador de Turkmenistán
- Maritza Valencia
- 7 ago
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Imagen de archivo del cráter de gas conocido como 'puertas del infierno'. IGOR SASIN / AFP
La URSS creó el fenómeno al reventar por un error una bolsa de gas metano que lleva más de medio siglo en llamas
Gurbanguly Berdymukhamedov, que gobernó con mano de hierro Turkmenistán entre 2007 y 2022, cuando cedió el poder a su hijo Serdar no está acostumbrado a que sus órdenes no se cumplan. Antes de dejar el poder ordenó cegar el cráter de las puertas del infierno, cosa que, tres años después aún no ha sucedido. La razón por la que el dictador ha querido cegar uno de los atractivos turísticos del país tiene que ver con la historia del fenómeno. En 1971, el cráter se abrió por un error de los geólogos soviéticos que buscaban gas metano en la zona. Lo encontraron, pero al tratar de penetrarlo abrieron la bolsa, que generó el agujero (70 metros de diámetro, 20 de profundidad) y que lleva quemando metano desde entonces.
Todo cambió en 2022. Berdymukhamedov padre admitió que las “enormes cantidades de gas” que emiten las puertas del infierno “están afectando negativamente al medio ambiente y la salud de las poblaciones circundantes”. Además, la economía turkmena depende en gran medida de la exportación de gas, un recurso que no es infinito. Más de medio siglo de gas quemado a cambio de nada representa un problema para las arcas del pais. “Su exportación podría generar importantes beneficios y contribuir al bienestar de nuestra población”, señaló el dictador saliente, que dejó el problema como herencia para su hijo, el dictador entrante.
Las puertas del infierno arden menos, por lo que su atractivo turístico —y los ingresos derivados— ha descendido
Un dato pone contexto al problema. Según la Agencia Internacional de la Energía, Turkmenistán fue el país que, en 2024, más de emisiones de supermetano y fugas masivas registró. Y en cada fuga, el país pierde salud y capacidad económica.

Las 'puertas del infierno', en el año 2014. IGOR SASIN / AFP
Pero el desastre medioambiental y, al mismo tiempo, atractivo turístico de Turkmenistán se resiste a morir. Cegar una bolsa de gas para contenerlo no es una tarea fácil. Según Turkmengaz, la empresa gasística estatal, que cita La Repubblica, “la intensidad de la combustión desordenada en el cráter se ha reducido a más del triple”. En consecuencia, las puertas del infierno arden menos. Pero siguen ardiendo.
Según la AIE, Turkmenistán fue el país que, en 2024, más de emisiones de supermetano y fugas masivas registró
Geológicamente, la zona presenta otros problemas y retos. El gas en esa región se almacena en capas finas que limitan con otras capas, más densas, de otros materiales —principalmente agua—. Para poder apagar el cráter hay que acabar con esta suerte de reacción en cadena que alimenta las puertas del infierno. Sellar esas capas sería como vaciar un mechero que ya empieza a flaquear.
Sin embargo, este esfuerzo lleva a una paradoja. Como las puertas del infierno arden menos, su atractivo turístico —y los ingresos derivados— ha descendido. Y, mientras, el gas que las nutre no puede ser monetizado. “Mi marido y yo decidimos venir aquí tras ver las impactantes fotos de las llamas en internet”, declaró a AFP una turista de Asjabad, la capital de este aislado país. Pero el cráter ya no es lo que los vídeos recuerdan. El viaje fue en vano. “Estoy un poco decepcionado”, admitió la turista. (BV)
FUENTE: LaVanguardia.com
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